¿Para qué estudiar teología?


¿Qué pasa por tu mente cuando piensas en la palabra “Teólogo”?

Es probable que pase por tu mente la imagen de un hombre viejo, sentado en una oficina rodeado de libros.

Algunos nombres de teólogos son los siguientes:

  • A. W. Pink
  • J. I. Packer
  •  R. C. Sprould
  • Jonathan Edwards 
  • Wayne Grudem
  • Lewis S. Chafer

        

 Estas son solo algunas personas a las que les podemos llamar “teólogos” y no cabe duda que Dios les ha dado la capacidad mental y los medios para entregarse de lleno al estudio profundo de las Escrituras, y sus trabajos, como el de muchos otros han sido de bendición para el mundo cristiano.

Estos grandes hombres y muchos otros, son a los que les podemos llamar “teólogos de profesión”, pero hay otro grupo de “teólogos” que quisiera que tengamos presentes y es hacia donde el enfoque de esta materia estará. Y es el siguiente:

  

La iglesia: los creyentes

La iglesia se reúne con el propósito de adorar a Dios principalmente por medio de la escucha reverente y obediente de la Palabra de Dios, de sus ofrendas, y de la entonación de cantos e himnos.

Te preguntarás: ¿Dónde entra la teología aquí?

Permíteme responder con otra pregunta: ¿Cómo van a adorar y obedecer a lo que no conocen?

Lamentablemente hoy día existen “iglesias” a donde se está adorando a un dios, pero no al Dios de la Biblia, sino a un dios con “d” minúscula que ellos se han inventado porque su conocimiento ese “dios” no proviene de la fuente de revelación objetiva y autoritativa que Dios dio, es decir, Su Santa Palabra. En su lugar, hacen a un lado sus biblias, y se limitan a escuchar “nuevas revelaciones”, “profecías”, “mensajes motivacionales” que son la “palabra de Dios” para los creyentes de hoy.

Se menosprecia el estudio de las Escrituras y mucho más de la teología, y es visto como un ejercicio “poco espiritual”.

Por otro lado, los cantos (si se les puede llamar así) son solo una combinación ingeniosamente creada de instrumentos y computadoras que juegan con las modulaciones de sonido para crear ese efecto de “se siente bonito”, “de electricidad”, y es acompañado de gritos de júbilo, y coros repetitivos muchas veces antibíblicos.

Las cosas no deben ser así, la iglesia necesita estar expuesta a la predicación fiel de la palabra de Dios, enseñando, redarguyendo, corrigiendo, instruyendo en justicia, tal y como el texto lo hace, con el fin de que los creyentes sean perfectos, enteramente preparados para toda buena obra (2 Timoteo 3:16-17). Y esa sana exposición a la Palabra de Dios (lo cual va incluir enseñanza de temas doctrinales) es lo que va a dar forma al servicio de adoración, de tal forma de que se va a tener un correcto entendimiento del Dios al que se le ofrenda, del Dios al que se canta (con cantos he himnos que realmente reflejan las verdades de Su palabra) y del Dios al que al salir de las paredes de la iglesia se le va a seguir adorando y obedeciendo.

Se llevará esa adoración y obediencia a todas las áreas de la vida. Menciono unas cuantas:  

  •   La familia: El conocimiento de las Escrituras te capacita para ser un buen esposo, esposa, padre, madre, hijo, hija, etc.
  •  Un evangelismo bíblicamente fiel: Conocer lo que las Escrituras dicen sobre qué es evangelio, te capacita para compartir de Cristo con fidelidad escritural.
  •     Tu trabajo o negocio: entenderás que no se trata de una tarea secular, sino una actividad que haces delante de Dios y para Su gloria


Como puedes ver, la teología, específicamente, el cómo vemos a Dios, juega un papel importantísimo en la vida de la iglesia, y en nuestra vida diaria.

Para que vea la extensión de la teología en el área del matrimonio por poner un ejemplo, permítame citar a Dave Harvey, autor del libro: Cuando Pecadores Dicen “Acepto”” (Pg. 26).

“¿No ha visto que, cuanto más claramente usted entiende el alcance horrible del pecado, más rápido corre hacia el Salvador, revelado de nuevo en Si gloria, santidad, belleza y poder? Ver primero nuestro propio pecado como la raíz de los problemas en nuestro matrimonio no es fácil, y definitivamente no nos “brota naturalmente”. El pecado que permanece en su corazón y en el mío se opone a Dios y a Su pueblo. Obstruye nuestro gozo y santidad. Eclipsa matrimonio fructíferos y sanos, los cuales son testimonios de la bondad y misericordia de Dios.

Sin embargo, a medida que empezamos a reconstruir nuestros matrimonios sobre la palabra de Dios y sobre el evangelio de la victoria de Cristo sobre el poder del pecado, a medida que encaramos la triste, dolorosa e innegable realidad de nuestro pecado remanente… cuando lo vemos como la cosa amarga y odiosa que es… y reconocemos sus metas insidiosas como la raíz de cada dificultad relacional con la cual nos enfrentamos, algo maravilloso sucede. Corremos hacia el evangelio como el único remedio.

Entonces empezamos a darnos cuenta de que hay una nueva esperanza para nuestros matrimonios. Mucha esperanza. Una esperanza que emerge del poder del evangelio, el mismo poder que resucitó a Cristo de la tumba. Captamos un vislumbre de la dulce relación en la que se puede convertir nuestro matrimonio, una unión viva y provechosa en la cual los pecados son confesados y perdonados. Amigos, cuando el pecado se vuelve amargo, el matrimonio se vuelve dulce”.  

En esta aplicación de lo que es la teología al área de la vida matrimonial, en esta cita podemos encontrar implícitas las siguientes doctrinas:

·        Hamartiología: Doctrina del pecado.

·        Cristología: La doctrina acerca de Dios, el Hijo.

·        Antropología: La doctrina acerca del hombre.

·        Bibliología: La doctrina de la Palabra de Dios.

·        Soteriología: La doctrina acerca de la salvación. 

·        Pneumatología: La doctrina de Dios, el Espíritu Santo.

Y puede que se me esté escapando alguna.

Todo esto visto anteriormente, es solo una introducción, al tema de ¿Para qué estudiar Teología? Esto con el fin de motivarte a ver el estudio de la teología como algo que abarca todos los aspectos de la vida, y que mucho menos es aburrido y una actividad poco espiritual.

Tu como creyente en Cristo, eres un teólogo, de ti depende si quieres convertirte en un buen teólogo, o en un mal teólogo.

“Ningún cristiano puede evitar la teología. Cada cristiano es un teólogo. Tal vez no en el sentido técnico o profesional, pero no obstante, teólogo. La pregunta para los cristianos no es si vamos a ser teólogos, sino si vamos a ser buenos o malos teólogos” (R. C. Sproul).

Un teólogo llamado Wayne Grudem escribe respecto a la aplicación de la teología a la vida:

“No creo que Dios quiso que el estudio de la teología fuera tedioso y aburrido. ¡La teología es el estudio de Dios y todas sus obras! ¡La teología tiene el propósito de que uno la viva y la eleve en oración y la cante! Todos los grandes escritos doctrinales de la Biblia (como la epístola de Pablo a los Romanos) están llenos de alabanzas a Dios y aplicación personal a la vida. […] La verdadera teología es “doctrina que es conforme a la piedad” (1 Ti. 6:3), y la teología, cuando se estudia apropiadamente, conducirá a crecimiento en nuestras vidas cristianas y a la adoración”. (Teología Sistemática, Wayne Grudem. Pg. 17).

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